Osteopatía visceral

ALTERACIONES VISCERALES

A fines del siglo XIX un médico francés,  Glenard , hizo un estudio profundo de los órganos y de las vísceras del abdomen y elaboró métodos de examen que permiten determinar las anomalías de funcionamiento. Para él, un abdomen normal es un abdomen elástico y homogéneo a la palpación, que no permite sentir la presencia de los órganos. Así, encontrar intestinos duros, un estómago doloroso o un hígado grueso señales son de anomalías que indican tensiones, deficit circulatorio, trastornos del metabolismo, fibrosis, adherencia o espasmos.

En el caso, por ejemplo, de una vejiga comprimida por un útero que ha basculado hacia adelante, es decir, en anteversión, lo que se producirá es una cistitis o incontinencia urinaria ; en el caso de un diafragma bloqueado con falta de movimiento por ansiedad o debido a un golpe, o ambas, lo que tendremos en un hígado y  un estómago afectados que van a alterar funciones intestinales, respiratorias y cardíacas. El osteópata puede intervenir de distintas maneras. Tiene la posibilidad de tratar, en un primer momento,  los órganos vecinos por si éstos bloquean, comprimen o perturban el acopio sanguíneo; también por si irritan fibras nerviosas, etc. Luego, en el marco del trabajo visceral, el osteópata va a estimular, devolver la libertad a la circulación general y local, tanto arterial como venosa o linfática y trabajar las fascias que envuelven el órgano, lo sostienen o lo bloquean.

La hipótesis que maneja el osteópata es la siguiente: un órgano sano es móvil gracias a las serosas que lo rodean, a las fascias, a los ligamentos y demás tejidos flexibles y vivos que lo conectan con el resto del organismo. Un órgano se desliza, se mueve, vibra, palpita, vive y funciona en su ambiente. Cualquier pérdida de movilidad por fijación o adherencia a otra estructura, es indicio de una alteración del órgano.

 

La finalidad del osteópata es devolver la movilidad y motilidad que son la clave de una buena homeostasis.

Las alteraciones abdominales repercuten en cualquier disfunción ginecológica. Los ovarios tienen relación directa con el sigmoides y ciego, cualquier repercusión a este nivel afectara en el campo de la fertilidad. Por lo tanto, cualquier repercusión a nivel ID, IG, vejiga puede repercutir en la fertilidad.

Es importante valorar si tienen estreñimiento, colon irritable, digestiones pesadas, gases, hinchazón de abdomen después de las comidas…

Valoraremos cualquier disfunción del abdomen y del peritoneo.

ADHERENCIAS

Son lesiones post traumáticas que se sitúan en la superficie de dos tejidos que entran en contacto

Cualquier intervención quirúrgica torácica o abdominal, necesita la apertura de estas cavidades. El aire, al entrar en ellas deseca las serosas, lo que ya es un factor de adherencias. Además, pese a las habilidades de los cirujanos de suturar los tejidos correctamente y plano por plano, no pueden impedir la formación de adherencias. La laparoscopia es menos invasiva y agresiva, aunque sigue siendo intervención quirúrgica.

Las adherencias derivan entonces de una cicatrización natural o quirúrgica. Se trata de una desecación local de las túnicas que se adosan.

La cicatriz crea un estado de permanente irritación mecánica por frotamiento de los tejidos entre sí. Recuérdese la cantidad de movimientos que hacen los órganos en un día. Por lo tanto, la velocidad de circulación del órgano disminuye y produce estasis. Un órgano menos móvil sufre inhibición de su sistema inmunitario y se defiende menos de las agresiones intrínsecas y extrínsecas. Se convierte en presa ideal de múltiples peligros que acechan a nuestras vísceras: ataque de microorganismos, varicosidades, autoinfección, estasis de líquidos de secreción, y excreción, riesgo de litiasis, quizá malignidad.

Las adherencias postquirúrgicas al crear lesiones estructurales también pueden perturbar el esquema del paciente, la postura…. Y es por las adherencias por tanto muy importante en lo visceral.

Son responsables de numerosas disfunciones osteopáticas.